OMAR TORRIJOS HERRERA Y LA
AMPLIACIÓN DEL CANAL DE PANAMÁ
POR ROBERTO ROLANDO RODRIGUEZ
Dentro de 8 meses, Panamá nuevamente será centro de la información mundial.
Un barco neo Panamá iniciará una travesía por el atajo más importante de la navegación
marítima y transitará las dos nuevas esclusas de alto nivel, que mantendrá las
puertas abiertas a la humanidad para su comercio mundial.
Es inimaginable este acontecimiento al
que podemos dar por hecho, partiendo de la premisa que las obras están en culminación
y en etapas de pruebas primarias.
No me hubiera imaginado de nuestra
capacidad para manejar, administrar con eficiencia y efectividad esta vía acuática
internacional sino me remonto aquel 9 y 10 de enero de 1964, cuando los sucesos
nos dejaron un saldo de una veintena de muertos y cientos de heridos, productos
de un reclamo justo sobre la devolución de nuestra soberanía, fin a la
presencia colonial, con un estado dentro de otro estado sustentado en un
tratado que ningún panameño firmó.
De este hecho histórico, la determinación
nacional reitera toda lucha generacional, antes y después de 1964. No era un
ruido comunicacional sino realidad y que Estados Unidos reconociera con mayor
conciencia que para hablar de buena vecindad, los panameños tenían que compartir
los beneficios económicos derivados del Canal y el derecho a disfrutar de las
ventajas de su posición geográfica.
Con esa precisión y puntual, la historia
da un giro ante el fracaso de la clase política que sumisa a los socios del
norte no miraba con perspectiva que había que resolver los conflictos que
surgieron con Estados Unidos aquel 18 de noviembre de 1903.
Ese vacío político pone a un hombre
nacido en la ciudad de Santiago de Veraguas, el 13 de febrero de 1929, en el
lugar y el momento adecuado. Nadie pone en duda que su llegada al poder fue un golpe de estado. Y nadie podría justificar
como soportable la clase política del entonces y recomendable para los objetivos de nación.
Ese hombre, Omar Torrijos Herrera, encontró
a un grupo de normalistas opuestos a su
golpe y salimos y fuimos dispersados. Escapamos y seguimos diciendo no, pero la
historia nos fue dibujando confianza y seguridad sin claroscuros sospechosos
hacia que nuestra identidad nacional no andaría de tumbo en tumbo.
No fuimos al exilio porque nuestro
exilio era la pobreza que nos rodeaba. Fuimos testigos de muchas anécdotas con
campesinos de Veraguas e inclusive el único civil que hizo una grabación en “el
tiempo del Comandante” para clausurar el primer seminario para 54 tenientes de
la Guardia Nacional.
Un 31 de julio de 1981, primer día de
vacaciones del año en curso, llegué a Santiago y cuando caminaba por mi avenida
central, en el altavoz de una bocina de un almacén, la infausta noticia. Mi
director Rolando Trelles suspende mis vacaciones y ordena dirigirme a Penonomé.
Fui, el primer periodista en sobrevolar el área del siniestro y días después
logramos juntos con otros colegas llegar al mismo lugar de la catástrofe, a través
de un improvisado helipuerto.
El empeño por pintar el mapa geográfico de
Panamá con un solo color, recuperar la soberanía y transferir el canal de Panamá, y lograrlo el 7 de
septiembre de 1997, mediante la firma de
los tratados del canal con el Presidente Jimmy Carter, es una obra que no se
puede negar con mezquindad.
Un código laboral, soluciones habitacionales,
responsabilidad sociales, ingreso de la clase media en forma masiva al derecho
de la educación universitaria, escuelas básica generales, vías de comunicaciones,
asentamientos campesinos productivos marcaron iniciativas gubernamentales.
Otras obras como el Gimnasio Nuevo Panamá, el Estadio Revolución, Aeropuerto de Tocumen, Atlapa, autopista de Panamá-La Chorrera; el Puerto
Pesquero de Vacamonte, el Centro Bancario Nacional, Ingenio La
Victoria, nacionalizar la Compañía Fuerza y Luz, y crear el Instituto de
Recursos Humanos y Electrificación (IRHE) plantean el norte
nacional.
Cerro Marta, se colocó el 31 de julio de
1981 en medio de su aeronave DeHavilland Twin Otter, sin embargo hay que
ver que fue el único que panameñizó el canal y también panameñizó el país.
Hoy, el canal ampliado cumple con la humanidad
y significa un reto de competitividad y, por su puesto generará ingresos por los
peajes.
“Cuando el que manda pierde la razón, el
que obedece pierde el respeto.” O Torrijos H.